Sabemos que la muerte es el final de nuestro ciclo vital y todos inevitablemente debemos pasar por ella, sin embargo, los cristianos católicos creemos que la vida del hombre no termina con la muerte, más aun que se plenifica, esto es porque Cristo con su muerte y resurrección, venció las ataduras de la muerte y nos ofreció a todos la vida eterna. Así pues, todo el que crea en Cristo no morirá, se salvará y resucitará.
El pecado es una forma de muerte en esta vida, por el bautismo, Cristo nos ha hecho morir al pecado y ser hombres nuevos, por ello, debemos vivir fuera del pecado, fuera de todos esos falsos bienes que nos hacen pecar. La vida eterna, si bien nos espera después de la muerte, desde aquí en la tierra la podemos gozar, manteniéndonos en el bien y venciendo las inclinaciones al mal.
Es así la invitación de Jesús en este V domingo de Cuaresma, como resucitó a Lázaro, también a nosotros nos ofrece la resurrección y la vida, sólo nos pide que creamos en Él, creer en Él significa tenerlo como centro en la vida, depositar la confianza en Él, alimentándonos con su fuerza y dejarnos conducir por su amor y en el amor.
César Águila Cázarez sdb.
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